Recobrar la importancia social e intelectual
Mónica Ottino

¿Ha notado usted el ínfimo tamaño y la letrita espectral del nombre del autor en carteleras, avisos callejeros y programas de mano? Nada es casual; refleja la poca importancia que se le da a su trabajo.

La Fundación Autores tiene como uno de sus fines hacer del autor no un ídolo popular, pero sí un individuo en permanente formación, comunicado con sus pares y la sociedad, animado a seguir escribiendo y creando si sabe que su trabajo encontrará protección, y que verlo publicado y llegar a concretarlo no es imposible.

La organización de seminarios, ferias de libros, festivales, y el sueño realizable de fundar una carrera terciaria que abarque todas las especialidades (teatro, cine, TV, radio, multimedios) está en pie.

Se tiende a consultar sobre temas, a veces banales, otras importantes, a ensayistas y narradores; el autor dramático parece no tener nada que decir; su silencio le impide desarrollar la capacidad de dar su opinión según las reglas de cada medio que lo consulte.

Sería una experiencia interesante preguntarle a algunas personalidades de la televisión, locutores radiales y directores de medios gráficos, el nombre de diez autores dramáticos argentinos. Temo que, salvo excepciones, el resultado sería descorazonador.

A la escritura de un guión, una idea para radio o TV, una obra teatral, suele seguir un período de vacío interior y parálisis, en especial en los autores jóvenes que la Fundación puede, no solucionar, pero si orientar, estimular, evitar pérdidas de tiempo, decepciones y el eventual abandono del trabajo de escribir.

ARGENTORES tiene una función jurídica, de asesoramiento legal y recaudatorias; ciertas actividades le están vedadas por razones de funcionamiento interno y estatutarias. La Fundación Autores tendrá los medios para complementarlas, dar asesoramiento sobre producción, distribución y comercialización de las distintas disciplinas. El autor suele ser poco hábil en el manejo comercial de su trabajo.

Más importante aún es que la Fundación recobre para el autor la importancia social e intelectual que alguna vez tuvo.